martes, febrero 05, 2008

Estás leyendo esto

María Tenorio

“aun lo que está usted haciendo en este momento –leer- no es, pese a la promesa de Valery-Larbaud, un acto impune.” Rosario Castellanos.

Estás leyendo esto. ¿Ves cómo las letras van desfilando ante tu vista? ¡Estás leyendo esto! Te vas llenando con las palabras que hormiguean sobre la superficie gris. Las palabras van invadiéndote, van distribuyéndose por tus miembros, por tus órganos; algunas ya querrán llegar hasta los dedos de tus pies, otras andan apenas revoloteando por tu nariz o la oreja derecha.

Estás leyendo esto y seguís haciéndolo, porque si solo pensaras que estás leyendo mientras no leés o si, al contrario, leyeras pensando solamente que pensás que estás leyendo pues entonces te recomendaría que fueras a ver a... vos ya sabés, una persona instruida en la ciencia de entender tu cuerpo y –si es que creés en eso– tu alma. Pero no es el caso, no, tranquilizate, estás leyendo esto. Los pies sobre la tierra, la mirada sobre la superficie de un monitor de computadora.

Tal vez no sea posible saber con certeza nada, ni siquiera la idea de Dios como sugiere Descartes ni mucho menos la idea para él tan clara y distinta de un yo pensante. El Descartes era demasiado... confiado en la correspondencia entre las palabras y las cosas, entre el lenguaje y la realidad. Sí, es bonito pensarlo, pero resulta irrealista o ingenuo... no sé, me cuesta encontrar palabras que me satisfagan porque estoy pensando en vos, en vos que estás leyendo esto y que no sabés a que atenerte, qué pensar sobre esto, por qué seguís leyéndolo, por qué has mantenido hasta ahora tu mirada fija y concentrada sobre las palabras que te interpelan (y ahora hablemos de prepotencia).

Lo que te quiero decir, después de tantas vueltas y rodeos, es que podés afirmar con toda contundencia que en este preciso momento estás leyendo esto. ¿No te da acaso cierta paz saber que hay, en este momento al menos, en este momento acaso, una verdad clara y distinta? ¡Estás leyendo esto!

Hace unos pocos minutos que estás leyendo esto y sí, es perfectamente razonable, te lo dice el papel –vos creele– que pensés que estás leyendo esto mientras tus ojos van siguiendo línea tras línea, en movimientos horizontales de izquierda a derecha que se repiten –se han repetido quizás sin que te dieras cuenta– y se repiten, ¡qué maravilla! ¡Es un lujo! No cualquiera se da ese lujo en estos días, te podés imaginar, de usar la vista para esto, para estar leyendo y, aquí no me malinterpretés, no me refiero a la maravilla de leer "esto" sino a la de "leer", aunque sea esto.

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