miércoles, junio 24, 2009

Carta a Don Mario Benedetti



Ana del Carmen Álvarez


Recordado don Mario Benedetti:
Cuando un escritor crea una obra, no puede saber la influencia que esta pueda tener sobre las personas que la lean. Puede ser una influencia leve, casi imperceptible, como las ondas formadas al lanzar un guijarro a un lago tranquilo, o puede tener la fuerza de un tsunami que puede llevar a la muerte. En nuestra familia, una obra suya tuvo la fuerza de un tsunami.


Mincho, mi hijo, fue un muchacho alegre, simpático, buen deportista y, al mismo tiempo, músico y poeta. Cuando cumplió quince años, conoció la realidad descarnada y lacerante de El Salvador. Dicha realidad lo cuestionó de frente y, a los veinticuatro años, ya con la guerra civil a las puertas, decidió incorporarse a un frente guerrillero; sus armas fueron las palabras a través de las ondas de una radio clandestina.


Llegar a ese punto le costó un profundo y doloroso debate consigo mismo para descubrir qué le pedía su conciencia. En esos días, cayó en sus manos un libro que usted escribió, El cumpleaños de Juan Ángel. Esa obra le ayudó a tomar su decisión final, y escogió dicho nombre como su nombre de guerra.


Lo mandaron al frente norte y, en una invasión del ejército, en un encuentro desigual, muchas balas acabaron con su vida. Cayó a las orillas del río Lempa que se convirtió en su tumba. Solo tenía veintiséis años. Su presencia en nuestra familia es constante y cercana porque nunca olvidaremos su risa, sus bromas, sus poemas, sus canciones…


Con el paso del tiempo, sus hermanos menores se casaron y la familia aumentó. Hace dos años nació un niño al que sus padres le dieron por nombre Juan Ángel, como un homenaje a este muchacho nuestro tan generoso y tan querido.


Como ve, don Mario, su libro ayudó a un joven a encontrar su camino, en dicho camino encontró la muerte y, aunque me duele el alma saber que ya se fue y que no puedo tener su presencia física, su decisión fue un acto de libertad y de generosidad.


Espero que usted se encuentre en la luz gozando de paz. Se despide con cariño,



La mamá de Juan Ángel

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